Infanta del desconsuelo,
qué suerte tiene Rubén
y qué tonto es de no escuchar
tu voz lava y miedo.
Qué pena que estés tan loca,
tan cuerda, y tan caliente
cuando al tercer mojito
te marches con tu maromo
y nos dejes tan huérfanos de ti.
Qué gran amistad nos aguarda
y qué bonito será verte
de aquí unos años, confusa,
cansada y quizá embarazada,
y nos vayamos a tomar un café
para recordar lo mucho
que me has ayudado a olvidar a Marta.
Lo mucho que Rubén no te escucha
ni te entiende. Y lo mucho que te quiero
aunque a Rubén no se lo podemos decir
porque va a pensar que te quiero follar
y, quizá en eso, sólo en eso,
no vaya desencaminado.
jueves, 13 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario