Qué duro es abrir la libreta,
buscar un lápiz y no encontrarlo.
Qué cínico es el Dios creador,
no darme un lápiz para confesarme.
Me he levantado y he salido
del bar apresuradamente.
He entrado en la librería
de enfrente y he comprado un lápiz.
Lo he comprado verde
porque sé que te gusta ese color.
Lo he comprado verde
porque sé que un día
tomaremos un café juntos.
Lo dejaré disimuladamente
encima de la mesa
-junto a mi libreta-
y esperaré que sonrías al verlo.
jueves, 5 de agosto de 2010
NOCHE CASUAL
¿Dónde hemos dejado aquel sábado?
La casualidad perfecta.
Subiste.
Un té.
Tres litros de cerveza.
Una raclette con Alex y Anna.
Wilco.
Tom Waits.
“Tú, Garfúnkel”
y jugar a que un vaso amarillo
no cayera del capó de mi coche.
¿Dónde están todos los amigos
que nos encontramos en la cruzada?
Los locales que te vieron bailar.
Que te vieron tal y como eres,
una princesa cogida de mi mano.
La casualidad perfecta.
Subiste.
Un té.
Tres litros de cerveza.
Una raclette con Alex y Anna.
Wilco.
Tom Waits.
“Tú, Garfúnkel”
y jugar a que un vaso amarillo
no cayera del capó de mi coche.
¿Dónde están todos los amigos
que nos encontramos en la cruzada?
Los locales que te vieron bailar.
Que te vieron tal y como eres,
una princesa cogida de mi mano.
RECUERDO
Recuerdo la noche de ayer.
Cuando en medio del barullo
me cogiste la mano y te hice sentir
la mujer más bella del local.
Recuerdo que deseaste
que nunca más volviera a salir el sol.
Recuerdo dejarte en casa.
Te di dos besos y me marché caminando.
Recuerdo sentarme en la mesa,
prepararme un gintónic – el quinto –,
encender un cigarrillo y echarme a llorar
porque empecé a recordar a mi abuela.
Una mujer que murió hace trece años
y me muero de ganas de abrazar.
Cuando en medio del barullo
me cogiste la mano y te hice sentir
la mujer más bella del local.
Recuerdo que deseaste
que nunca más volviera a salir el sol.
Recuerdo dejarte en casa.
Te di dos besos y me marché caminando.
Recuerdo sentarme en la mesa,
prepararme un gintónic – el quinto –,
encender un cigarrillo y echarme a llorar
porque empecé a recordar a mi abuela.
Una mujer que murió hace trece años
y me muero de ganas de abrazar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)