Recuerdo la noche de ayer.
Cuando en medio del barullo
me cogiste la mano y te hice sentir
la mujer más bella del local.
Recuerdo que deseaste
que nunca más volviera a salir el sol.
Recuerdo dejarte en casa.
Te di dos besos y me marché caminando.
Recuerdo sentarme en la mesa,
prepararme un gintónic – el quinto –,
encender un cigarrillo y echarme a llorar
porque empecé a recordar a mi abuela.
Una mujer que murió hace trece años
y me muero de ganas de abrazar.
jueves, 5 de agosto de 2010
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